Hay veces que parece que las cosas no paran de torcerse, aunque en realidad lo que están haciendo es allanar el camino para encontrar un horizonte mucho más prometedor. Eso mismo es lo que está ocurriendo en Calandria Club. Llevamos desde el inicio de 2017 recibiendo una de cal y otra de arena pero al fin tenemos a la banda avanzando hacia adelante con una velocidad de vértigo.
Esto se debe a que tenemos dos novedades geniales que contaros y que están haciendo que el futuro de la banda esté mucho más definido. La primera y más importante de todas es que volvemos a tener batería. En esta ocasión hemos tenido la suerte de poder fichar a nuestro amigo Fran, un tío guapete y muy majo que toca la batería que lo flipas y que está haciendo que la música de Calandria Club tenga ese cuerpo que había perdido y que todo vuelva a fluir de manera fantástica. Además, nuestras interpretaciones han cogido esa canalla vena rockera que todos echábamos de menos y que ya íbamos necesitando.

La segunda cuestión, no por eso menos importante, es que tenemos local de ensayo, por fin. Ya íbamos necesitando uno, porque invadir semanalmente el salón de Fini no era plan, así que hemos hecho las maletas y nos hemos mudado a un localazo enorme que hemos acondicionado hasta dejarlo perfectamente adecuado para los ensayos. Estamos encantados de la vida con este nuevo cambio y seguro que de dentro de estas cuatro paredes van a salir unas interpretaciones guapas, guapas.

